sábado, 4 de febrero de 2012

Organillero


Si cuando el organillero llegaba yo miraba desde la ventana su sonido que se apróximaba y yo ya empezaba a sentir la alegría del ambiente, el viento soplaba muy suave y todo el mundo se despertaba; yo era la primera en avisar que llegaba y ya mi corazón latía al escuchar su música juntaba mis moneditas para comprarme un remolino y bajaba las escaleras para ponerme al lado del organillero a escucharlo y es que siempre que encuentro un organillero es inevitable bailar, mirar sus remolinos, su tamborcitos volver a la infancia. Que bella música que me pone contentosa.

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