Mientras terminaba el café los minutos seguían pasando, una cuenta atrás que se daba prisa, y ella incapaz de memorizar una sola palabra más. Fuera ya había oscurecido, y un frío polar rondaba las calles haciendo que todos caminasen a mucha más velocidad. Ella veía como las luces de la calle se escondían detrás de sus cortinas, como las canciones de fondo se iban convirtiendo en la banda sonora de su película, se iba perdiendo, iba soñando, pensando, deseando... y cualquier tiempo gerundio que la sacase de aquí. Llegaba a irse tan lejos que se encontraba aturdida cuando volvía, y el libro le lanzaba miradas amenazantes desde la mesa, y los apuntes a medio leer le decían que sus viajes tendrían que esperar, que no hay tiempo que perder, que la gente corre, que el día se apaga, que la vida avanza , que la gente se despide, que el sol se esconde, que el reloj suena!
No siempre las cosas deben ir en linea recta, siempre hay piedritas en las lineas que nos llevan a otros lugares y otras situaciones. No siempre tiene uno que tomar café con 2 de azúcar; más bien algunas veces es necesario hecharle 3 de azúcar, saborear y sentarse; la vida no puede ser solamente con dos de azúcar siempre hay cosas buenas que hecharle al café.
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