sábado, 9 de agosto de 2014

El viaje


Busquemos un lugarcito en donde acostarnos a mirar el cielo, ahí bien pérdidos por los campos del sur. Mientras nos subimos a una bicicleta vamos recorriendo el sur y los mini pueblitos y la idea es llevar un titiritero por si hay niños en cada pueblito que deseen escuchar cuentos, hacer volar su imaginación. Para ganar un poco de plata nos paramos en la calle y yo sé un poco de malabares así como también las monjas me enseñaron en el colegio a bailar con telas y mientras con la guitarra tu tocas. Entonces de ahí corremos por los parques a hacer teatro ambulante que la gente pueda sonreír y después pedimos unas monedas para poder vivir y arrendar en nuestra carpita.
Yo ya no me llamaría con mi nombre de nacimiento tendríamos otros nombres tal vez paloma, otra vida y descubriríamos mundos diversos y mágicos, mientras uno se gana la vida sin necesidad del saber de la Universidad ni la rutina solo por la vida, la universidad no te enseñan a cómo vivir solo ser un empleado más del montón.
Después nos vamos muy rápido en bicicleta por esos paisajes maravillosos del sur y pasamos a un lago a bañarnos  y disfrutamos como niños que solo piensan en pasarla bien, entonces pensaba lo que me dijo un profesor que me hizo introducción a la sociología la mejor vida del ser humano es el deporte en la mañana, comer y leer, además de la revolución pero este sería artístico.
Yo no cocino bien no es mi fuerte, pero si podemos servirnos unos fideos y contando historias a muchas personas que no tienen la oportunidad de saber de la vida, yo iría también cantando y con mi melódica tocando y hacer las monedas.
Y al final de la noche terminar viendo las estrellas y ver si pasa una estrella fugaz entonces pedimos un deseo; el mío sería que  ya no hubieran más guerras, que la gente no tuviera que trabajar por el dinero, que la gente no le diera felicidad las cosas materiales, que ya este mundo cambiara.
Entonces te toco la mano y nos acercamos y sellamos el día de aventuras con un beso de buenas noches, te acaricio el pelo, te paso la lengua por el cuello y rodamos por el campo riéndonos así terminamos el día de aventuras.
Y nos quedamos felices en la lluvia de estrellas, a ver cuántas estrellas hay en el cielo.


 creadora: ivonne Cavieres

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