viernes, 23 de mayo de 2014

La educación es nuestra herencia y mi destino es educar en la calle.

Había pensado que sería lindo ir en un auto y transformarlo en una biblioteca infantil para que muchos niños/as pudiesen leer, soñar y crear; de ahí sacar una pizarra y enseñar pero cosas útiles para la vida, sobre el amor, la solidaridad, un poco de filosofía, matemáticas, literatura. Acá no hay notas solo que tu conocimiento despierte y vuele a lo más alto del saber, yo no uso el libro del docente, ni el libro de clases ni menos me rijo por una institución estatal educacional;... yo solo me rijo por lo que las ciencias humanísticas y científicas nos han enseñado por décadas, esos sabios de años atrás que nos educaban con sus libros y que nos daban la oportunidad de equivocarnos, reírnos, aprender ... por ese puro acto de aprender libres, para mejorar nuestro cuerpo y alma.

Yo le propongo una educación que le quite sus cadenas que lo oprimen y no lo dejan ver la luz  del mundo en donde sus ideas se las tomo y les paso brochas para que pinte desde su interior el mundo, yo no soy educadora más bien soy una guía; he llegado a pensar que el nombre pedagoga no tiene que ver con el paso de estudios y la cantidad tiene que ver, con ese arte maravilloso de mirar al ser humano como un ser que aprende y quiere mejorarse día a día. Ese maestro que te enseña el arte de amar la naturaleza como el jardinero o el arte de construir como el obrero, esos son pedagogos y maestros que uno puede aprender para la vida.

Cuando miro esta foto y pienso  que educar desde la cuna es educar por una igualdad y que lindo hacerlo algún día desde otra mirada afuera en la calle ahí con mi teatro llevándolo por muchos jardínes infantiles, en las calles angostas y desprotegidas en donde los niños juegan a la pelota ahí poniendo una carpita para que ellos aprendan de las funciones teatrales de la vida. Se puede proponer conocer el espacio, ir a mundos orientales o ser investigadores de lugares desconocidos

Y en la noche educar al buen y humilde obrero/a que  disfrute de las miradas teatrales que tiene la vida, esa crueldad, alegrías y sin sabores que la sociedad nos deja. Que disfrute con un vino en la mano, las ganas de entretención popular, que después de una función exista una mesa gigante en donde compartamos pan con pebre con un café y de ahí terminemos todos bailando actores y público por el simple hecho de sentir alegría.

Ahí está la razón salir del sistema que está propenso a caer y que veo muchas cabezas que caen, de ahí no salen, por que ahora que terminamos las carrera universitaria todas proponen vivir cómodamente, pero nadie se ha quedado pensando y la gente que no tiene, que se levanta día a día para el pan y para el té del día de mañana que ocurre, seguimos educando de forma ficticia.

Yo propongo un lápiz, un cuaderno y el piso de la calle yo te guío y lo construimos





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