Cuando era niña me decían que me venía a visitar mi abuelita y yo me sentía tan felíz, me acuerdo que sacaba todas mis muñecas y les sacaba la ropa con el fin de que mi abuelita las viera pilucha las barbies y muñecas para que le hiciera ropa; pero yo era la diseñadora yo dibujaba lo que quería y mi abuelita era la costurera y me creaba mis sueño. Era la niña más felíz al lado de mi abuelita mientras ella cosía; eran tardes eternas junto a ella mirando como la aguja se movía por diferentes lados, era felíz a su lado, la vida era simple.
Después me contaba historias mientras planchaba la ropa y yo la escuchaba como trabajaba para un gringo que tenía mucha plata y tenía tanta aventuras en donde trabaja ufff que trabajó en un restaurant famoso, planchaba para gente importante, que hacía pasteles, que cuando ella era niña vivía en una pampa salitrera; tantas cosas que nunca se me van a olvidar y espero cuando sea mamá poder transmitirles a mis hijos todas las historias de mi abuelita.
Hoy ya sentada y cansada mi abuelita, vive en paz y todo es inocencia... ahora yo la visito a ella, yo le cuento historias. La vida nos da sorpresas, me hace felíz que la vida me recompense en seguir viendo a mi abuelita y poder cuidarla, hacerla felíz en sus últimos años como ella lo hacía cuando yo era una niña, me traía felicidad ahora yo le traígo y le retribuyo lo que me dió.
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