miércoles, 1 de agosto de 2012

Bailando con la adversidad

A pesar que he tenido que peliarla por cumplir mi sueño de ser actriz y subirme a una tabla a actuar y bailar nada me ha sido fácil; mucho llanto, mucho miedo, mucho dolor como también la alegría, la comodidad, expresar mis sentimientos más profundos. Muchas veces me asusto de lo que vendrá, de lo que será esto, de que si en el fondo resultarán las cosas. Esto no ha sido fácil sin caerme, pararme y volverme a caer es como un círculo eterno de errores y aciertos que no puedo controlar y muchas veces se me escapa de las manos es como que tenía la luz y la pierdo me quedo en oscuridad y ahí es como correr y correr adonde no sé. Es penca sentir una sensación de dolor pero a la vez de alivio no sé como explicar este episodio en mi vida, es como que necesito bailar, necesito moverme al ritmo del dolor, de la pena y de la alegría y un poco de locura no es mala idea, en verdad que no. Como la danza teatro que hacía en el verano en donde nos movíamos como pájaros algo así, como flotar a través de mi vida y dejarse llevar por ese impulso. Que mis pies giren y se muevan al ritmo armónico de los ritmos y mover mis caderas, mi cabeza en un solo sentido ser yo en el baile; sacar esas angustias, el cansancio, la alegría y la jarana en mi que tengo. Quisiera moverme y moverme si bien me acompaña la adversidad en el baile y la tomo para bailar conmigo, danzo con ella en esa adversidad y me muevo a seducir a ese elemento de la vida y le doy la luz a esto. No hay un sueño sin escarbar por los fondos de nuestros corazones, no hay esfuerzo sin que no suene el reloj temprano para ir a practicar, no hay sueño si no se sienta uno en la cuneta a esperar resultados, no hay sueño si uno no trabaja por cumplirlos, no hay sueño sin gotas de lágrimas en nuestras mejillas. Necesito abrir, necesito volar

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