jueves, 20 de noviembre de 2014

Las palabras no solucionan el dolor de perder

Si pudiera elegir entre egresar de la universidad y darte la vida de nuevo
opto por darte la vida y verte feliz, verte viva y sentir los látidos de tu corazón
que se apagaron y no encuentro consuelo por no tener.

El cigarro es parte del relajo y mientras lo inspiro recuerdo como una abofetada
de mierda tu recuerdo en donde te encontrabas helada y tu corazón ya no sonaba. Ese recuerdo intenso en el que pensaba de que mis lágrimas podrían hacerte revivir y fuese un milagro.

Algo desapareció en mi, el día en que me enfrente a la realidad más cruel de llegar a la tumba y tu
 cuerpo descansa en la tierra y mientras lloraba ese día de septiembre tampoco
puedo recordar como terminé gastando todos los pañuelos por el llanto cruel que me dí que ya no estás.

Y miro al cielo y pregunto, me pregunto dónde estás? quién me da una respuesta para sentirme feliz y mientras con el cigarro miro al cielo y mis libros entre medio pienso y si tuviera alas y tuviera poderes te juro que subiría al cielo y te traería a la vida.

Soy egoísta por no dejar que la vida siga su curso, pero me di cuenta que soy una mujer que ama tanto y que no perdono olvidar y no perdono que me olvides; es ahí mi dilema, es ahí mi pena, es ahí por que deje de escribir tanto ya que me busqué a mi misma y busqué soluciones.

Aún no encuentro una respuesta que sane, pero este proceso tan infeliz me ha servido para madurar y cubrirme las alas de negro en forma de luto, no tengo certeza de si vendrás o no a tocar la puerta...

Hoy hago mucho teatro, mucha danza y lucho por conservar tu memoria a través de eso vivo y desvivo y en las noches después de hacerlo todo me desplomo pensando y diciéndome, ¿qué estará haciendo ahora? y ¿por qué no la dejo ir?

El problema es que yo amo tanto a mi abuelita que dejaría de estudiar para darle vida y sentir los latidos de su corazón.